Ya en plena época estival, España vuelve a dar cuenta del imponente músculo turístico del que dispone, que se demuestra en la gran afluencia a sus muy numerosos destinos de costa, de ciudad y de campo, y a los eventos ligadas al ocio como los festivales, campamentos, excursiones de todo tipo, conciertos, o a las diversas actividades de naturaleza y aventura; en los récords de facturación que alcanzan hoteles y restaurantes; y en los picos de actividad en los aeropuertos, con los aviones al límite de sus plenas capacidades. Son típicas las imágenes en los informativos de playas llenas, de visitas a sitios históricos, parques naturales y eventos culturales, o de viajeros aterrizando en España como indicadores más palpables del éxito de esta industria, vital para la economía nacional.
Es menos común, no obstante, visibilizar al líder silencioso de la movilidad en España, sin el cual nada de ello sería posible: el autobús, cuyo transporte de grupos democratiza y facilita el acceso a una inmensa variedad de opciones de ocio veraniego en España, haciendo que la experiencia sea más cómoda, segura, sostenible y accesible para todos.
La aportación del autobús a la industria turística española, que supone más del 13% del PIB, no está lo suficientemente valorada. No solo permite que los visitantes lleguen a los principales destinos vacacionales del país, sino que también posibilita que descubran otras joyas patrias menos conocidas, gracias a la capilaridad de su servicio, que llega hasta la mayoría de núcleos de población. Además, lo hace en condiciones óptimas de seguridad y asequibilidad.
El transporte discrecional y turístico es una de las numerosas ramas de movilidad que ofrece el autobús y que no solo mejora la experiencia del viaje para los grupos, sino que también impulsa el gasto en el comercio y la hostelería local, generando un impacto económico positivo y creando empleo en las regiones visitadas. En 2024, el INE registró 175 millones de viajeros en autobús solo en la categoría discrecional. Unas cifras que muestran cómo el autobús fue clave para la movilidad de los 93,8 millones de turistas extranjeros que visitaron España el pasado año. Pero también fue esencial para la movilidad dentro del país de los turistas nacionales, que, igualmente, hacen un uso importante del transporte público.
No son cifras anecdóticas: el número de visitantes extranjeros sitúa a España como segundo país más visitado del mundo. Además, medidas como las bonificaciones al transporte o el Verano Joven, impulsadas por el Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, hacen aumentar la demanda nacional de autobús con fines turísticos. En suma, se trata de un pico de actividad que necesita de una industria del autobús fuerte, organizada y fiable.
Por suerte, el sector del autobús en España está más que capacitado para afrontar este desafío, gracias al compromiso de sus más de 2.500 empresas de dar un servicio con altos estándares de seguridad a la altura de las circunstancias. Para ello, las compañías se apoyan en dos pilares: las casi 100.000 personas que trabajan en el sector, que lo dignifican cada día con su profesionalidad y servicio, y una flota de 46.000 vehículos bien mantenidos, que garantiza la movilidad por todo el territorio nacional con seguridad, comodidad y a unos precios muy asequibles. Así, estos autobuses no solo son vitales para la economía turística española, sino que también ofrecen una solución segura, capilar y consciente con el medio ambiente para el traslado de grupos de viajeros. Reduciendo la congestión y las emisiones de carbono, el autobús se convierte en una opción de viaje más ecológica para los grupos.
El verano es el periodo de desconexión por excelencia para la mayoría de las personas y el autobús es un modo de transporte perfecto para ello. Su garantismo en un sinfín de aspectos (seguridad, conectividad y universalidad) libera de preocupaciones en el momento del año en el que solo hay que dedicarse a descansar, estar con los seres queridos o hacer ese viaje que es imposible realizar en otras épocas.
(Editorial publicada en la Revista CONFEBUS Nº43).