El importante reto de la descarbonización para el transporte en autobús, cuyo papel es clave en la lucha contra el cambio climático, debe ir acompañado de mecanismos de financiación y una adecuada normativa de contratación pública.
IRU, la organización internacional del transporte por carretera en la que CONFEBUS está integrada, participó junto a la Comisión Europea y a los líderes de la industria en el Diálogo Estratégico sobre el Futuro de la Industria Automovilística Europea, reforzando la necesidad de un enfoque realista para la transición hacia una movilidad limpia.
De este modo, la semana pasada, durante los debates de alto nivel sobre el futuro de la industria automovilística de la UE, dirigidos por el vicepresidente Ejecutivo de la Comisión Europea, Wopke Hoekstra, IRU advirtió que imponer mandatos de compra de vehículos de emisiones cero (ZEV) a los operadores privados corre el riesgo de interrumpir las cadenas de suministro, aumentar los costes y ralentizar la renovación de la flota.
En su lugar, IRU insta a los responsables políticos a centrarse en la adopción voluntaria, respaldada por incentivos inteligentes, inversión en infraestructuras y una combinación energética diversificada, con los Estados miembros de la UE dando ejemplo mediante revisiones de la Directiva sobre vehículos limpios y la Directiva sobre contratación pública.
Unos incentivos financieros adecuados adaptados a las diversas operaciones de transporte, una inversión sustancial en infraestructuras de recarga y repostaje, y unas mejoras urgentes de la red eléctrica de la UE son esenciales para garantizar una transición práctica y eficaz.
OPINIÓN DE CONFEBUS
Como medio de transporte colectivo, el autobús desempeña un papel clave en la lucha contra el cambio climático, principalmente por su capacidad para reducir la congestión. Existen diversas normas que ya obligan a descarbonizar flotas y el Sector se esfuerza por introducir tecnologías de bajas emisiones en la prestación de servicios allá donde es posible. Se trata de un reto importante para el que se requiere el apoyo de las Administraciones.
Sin embargo, la incorporación de vehículos de cero y bajas emisiones en los contratos públicos de servicios presenta retos. A menudo, las licitaciones solo se centran en criterios puramente económicos y gana la oferta más baja, lo que dificulta la incorporación de estos vehículos. Por ello, las licitaciones deberían diseñarse en torno a otros aspectos, como el medio ambiente, la calidad, la seguridad y la innovación, así como tener en cuenta la incorporación de estos vehículos.
Además, la duración de los contratos es limitada en el tiempo, sin tener en cuenta el coste adicional de estas nuevas tecnologías que requieren un mayor periodo de amortización para recuperar la inversión.
La descarbonización es un reto muy importante para el sector, requiriendo fuertes inversiones para la compra de vehículos más caros, así como otras inversiones adicionales requeridas, que varían según el sistema de carga y si requiere instalaciones de carga específicas. Por ello, es esencial que las iniciativas y normativas que propugnen la promoción de vehículos limpios vayan acompañadas de mecanismos de financiación y fondos para garantizar que los operadores puedan seguir siendo competitivos y que las tecnologías no dependan de subvenciones para tener éxito.
OPINIÓN DE IRU
Al respecto, Raluca Marian, directora de IRU para la UE, señala: “Está claro que los Estados miembros pueden, y deben, predicar con el ejemplo, garantizando que las políticas de contratación pública se ajusten a los objetivos de reducción de CO₂, al tiempo que apoyan la adopción de tecnologías limpias impulsadas por el mercado”.
“La inversión pública puede desempeñar un papel fundamental a la hora de reducir el riesgo de los compromisos del sector privado, impulsar las economías de escala, reducir los costes de los vehículos eléctricos de batería y crear la confianza de mercado necesaria para impulsar su adopción”.
“Sin embargo, debe mantenerse una clara distinción entre la contratación pública y las inversiones privadas. Imponer objetivos de compra a los operadores privados sin que se den las condiciones necesarias sería desproporcionado e injustificado en un mercado que funciona”, añadió.
IRU insta a los responsables políticos a dar prioridad al desarrollo de infraestructuras, incentivos inteligentes y una combinación energética diversificada. La actual falta de infraestructuras de recarga y repostaje supone un gran obstáculo para la adopción de los vehículos cero emisiones. Sin un aumento significativo de las estaciones de recarga de alta potencia y de los puntos de repostaje de combustibles alternativos, los operadores de flotas no podrán realizar la transición al ritmo necesario.
La viabilidad financiera también sigue siendo una preocupación clave. Los vehículos de emisiones cero cuestan entre dos y tres veces más que los vehículos convencionales, lo que dificulta que las pequeñas y medianas empresas actualicen sus flotas sin un apoyo específico. IRU reclama incentivos armonizados en toda la UE, incluidos beneficios fiscales, ayudas a la inversión y acceso a las infraestructuras para garantizar la igualdad de condiciones.
La estrategia a largo plazo de la UE debe incluir una combinación diversificada de combustibles con bajas emisiones de carbono y neutros en carbono. Mientras que los vehículos eléctricos de batería pueden ser adecuados para el transporte urbano y regional, las operaciones pesadas requieren soluciones adicionales como los biocombustibles, el biometano, los e-combustibles y el hidrógeno. Un enfoque equilibrado y tecnológicamente neutro garantizará que todos los modos de transporte puedan contribuir eficazmente a los objetivos de descarbonización de la UE.
A través del Pacto Verde de IRU, la industria ya está liderando el camino con una hoja de ruta concreta para lograr la neutralidad de carbono, siempre que se den las condiciones adecuadas.
IRU mantiene su compromiso de trabajar con los responsables políticos, los líderes de la industria y los operadores de transporte para desarrollar un camino realista y favorable a la inversión hacia las emisiones netas cero. Garantizar la seguridad normativa, el apoyo financiero y la preparación de las infraestructuras será clave para conseguir un sector europeo del transporte por carretera sostenible y competitivo.